8 de noviembre de 2008

Las vías, la salvación, la sensación térmica

Arrastraba a sus dos hijos por el andén de la estación Artigas mientras fumaba un Particulares o algún otro cigarrillo, a fin de cuentas da lo mismo. Su cara expresa cansancio, como si cada día hubiera sido un año entero, de esos que uno no puede esperar a que terminen. Los mocosos no paran un segundo de gritar, pedir, pelearse, pedir y pedir, pero a esta altura ya no los escucha.

Más o menos cincuenta minutos y a casa, a cocinar, claro, que no es cuestión de andar matando a nadie de hambre y menos cuando se desloman por la familia, o eso dicen, mientras el olor a ginebra, los miedos, la culpa y el te prometo que voy a cambiar inundan el ambiente. Se pierde en los paisajes y en sus pensamientos, sé que es el único lugar donde no tiene que dar explicaciones, le gustaría poder ir más a menudo, pero siempre se siente mal después de hacerlo.

Con su mano izquierda esta raspando el asiento compulsivamente, uno de los chicos le salta encima, el otro no parece estar muy conectado con nada, así que lo trae de nuevo a tierra de un cachetazo. Otra vez empiezan los gritos. El guardia llama mi atención y me pide que me levante del piso, necesita abrir la puerta. Ya me pase varias estaciones y el clima esta pesado, va a ser un verano como todos los otros. La lluvia punzante acompaña mi caminata. Mientras sigo con mi vida el tren se aleja de mi vista.

3 de noviembre de 2008

Relojes de Copenhage

En movimiento constante para que todo siga exactamente igual, ahí vamos, hacia la avenida. La luna esta hermosa, podríamos cruzar el puente, pero claro, podríamos hacer tantas cosas si quisiéramos, mejor no nos preocupemos.

Estas tomando notas, no puedo entenderlo. Fotos, videos, celulares sin flash y el miedo a perder los recuerdos. Yo nunca me acuerdo, solo vivo nuevos e invento otros tantos. Inquietud le llaman y dicen que podría quedarme un poco más tranquilo. Para ellos es fácil.

El cielo esta rosa o naranja, va levantando el fresco. Tu pelo me esconde tu cara tan solo por un momento y luego se escapa. Tarareas esa canción y la cantamos un rato, le cambiamos la letra porque no la sabemos. Nos saludamos y el resto sigue más o menos como siempre.

Los árboles suelen tener otro interés a la mañana, no se si tiene mucho sentido eso, pero a mi me surge pensarlo. He tenido conversaciones más interesantes, también he tenido peores. He tenido noches calcadas, viajes de ida y de vuelta, lugares improvisados como si fueran perfectos.

La ciudad aparece por mi ventana y finjo que es una sorpresa. Todo esta pausado, esta bien que así sea, hay que saber tomarse un momento.

Le gano el asalto al tiempo y dejo que se llenen mis ojos.