30 de septiembre de 2008

En relación de dependencia

Tup tup tup.

Su camisa esta impecable. Hoy eligió una color celeste.

Tup tap tup.

A veces le arden los ojos y se pregunta si debería ver un oculista. Tiene sueño.

Tup tap tup tup tap.

El tiempo se escapa y no pasa. De fondo suena una alarma.

Tup tup tap.

Sueña despierto con partes de enfermo. Gloria por 48hs.

Tup tup tup tup tup tup tup.

Al menos es algo seguro. Respira hondo, suspira. Ya pronto termina.

Tup tup tup tup tap tup tup tup tup.

27 de septiembre de 2008

34 segundos

34 segundos es la marca de tiempo justa para observar alguna escena urbana, de propiedad ajena, sin quedar por entrometido. Agregarle algunos más ya sería voyeurismo y aunque eso no revierte mayores connotaciones para el espectador casual, que sabe permitirse un pequeño desliz cada tanto, puede ser bastante complicado cuando lo transgrede alguno de los nefastos de siempre.

Claro esta, precisamente para resguardar la privacidad de nuestro objeto de observación, y hacerle la vida más complicada a los mirones malintencionados, la gracia esta en llevarse lo justo y necesario: una cara, una expresión y nada más que eso.

Tan solo una postal puede encender la imaginación con la chispa suficiente para hacer melodías con palabras. Es solo cuestión de abrir los ojos y dejar que las circunstancias nos inspiren. Créanme, motivos andan sobrando y el mundo no se esta quedando para nada quieto.