8 de diciembre de 2009

Lo último que se supo de...

Recorrió intrépida dos años de su vida en una hora, cada memoria como un dominó eterno. Menciono emocionada lo bello que había sido todo y agradeció a montones el cariño recibido. Pidió disculpas, pago su whisky y decidió guardarse otra vez para sí misma.

Cada tanto nos preguntamos por ella, no todo lo que debiéramos pero lo suficiente como para acompañar el trago con gesto nostálgico. Se invitó sin pedir permiso, se fue sin decir adiós. Sus dudas por toda herencia. Nosotros continuamos, no tanto por lo peor, sino por todo lo bueno.

Cada cicatriz como tinta de los renglones pasados y todo lo que será escrito. Cada miseria como libro de texto, aula y diploma. Perdida pero no olvidada. Justo como nosotros.