31 de diciembre de 2005

31/12

Supongo que hoy va a ser el día del año en el que todo el mundo realiza su auto-obligado balance: éxitos a nivel personal y profesional, fracasos, sueños cumplidos, frustraciones, pequeños momentos de gloria y miseria, y demáses ingredientes de la sopa en que vivimos. Todo entra en juego a la hora de ir al mazo, barajar y dar de nuevo.

El mío va a ser corto, ya que no considero de interés de nadie más propio entrar en detalles: el 2004 fue una reverenda mierda que terminó como tal. El 2005 empezó peor y para julio/agosto realmente estaba empezando a creer que Richey Edwards no estaba tan equivocado... fue entonces cuando empezó a aclarar.

Dicen que no hay mal que por bien no venga y seguramente de no haber pasado por todo lo otro no habría manera de que pudiera apreciar tanto este momento. Aprender a perder tiene su encanto una vez que se vuelve a ganar.

¿Qué puedo decir? La vida es buena: termino un año rodeado de mis afectos, los que estuvieron siempre, los nuevos y los que casi casi pude perder; tocando en la banda que siempre soñé tener y hasta con una cierta sabiduría adquirida a lo largo de todo el proceso.

¿Qué espero del 2006? Absolutamente nada, lo voy a ir a buscar todo y la historia la escribiremos en el camino.

¡Feliz año nuevo!

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